Dentro de nosotros tenemos dos mitades hermanas y antagónicas a la vez: la razón y el deseo. Cada una de ellas ofrece su manera de ver las cosas a nuestra mente y desde nuestra supuesta libertad tendremos que escoger entre una u otra opción.La mayoría de las veces nos inclinamos hacia el lado del deseo debido a nuestra vocación de unicidad; es decir, nuestro deseo de ser únicos y genuinos. Eso nos lleva a desear aquello que no poseemos, lo que no podemos, deseamos, deseamos, deseamos... etc. ¿Puede entonces haber racionalidad en los deseos? Buena pregunta ¿verdad?, los escolásticos con Hume a la cabeza nos dirían que la razón sólo puede ser esclava de las pasiones; Dostoievski pensaría otra cosa diferente y nos diría que no hay razón que se postre ante el deseo ni deseo que pueda ser racional; pero es que Kierkegaard, piensa en los opuestos y afirma que o bien es lo uno o lo otro, blanco o negro pero no tonos de gris de por medio y que tienen que ser vividos sin ningún tipo de exclusión (como véis, nada más lejos de complementarse).
Dostoievski afirma que el fruto del deseo es el sufrimiento y se pregunta cúal es la causa por la que estamos tan convencidos de que lo normal, ventajoso, positivo y el bienestar son buenos para el hombre, ¿no podría estar la razón equivocada? Como vemos, es curioso cuanto menos este planteamiento ya que rompe esquemas preestablecidos. Argumenta que por que al hombre sólo le puede gustar el bienestar y no el sufrimiento si le puede aportar tanto como el estar bien. Curioso planteamiento ¿verdad?
Por lo tanto dice que el hombre tiene que amar el sufrimiento ya que todos sufrimos en mayor o menor medida. Pero es que va más allá y afirma que el sufrimiento es el único motivo de la conciencia. Esto significaría que la conciencia (de la que depende la razón), sólo puede ser fruto de lo que el deseo entrega pero es que según hemos visto más arriba el deseo entrega el sufrimiento.
Según lo visto más arriba la razón dirigiría las pautas del bien a través de una homogeneidad (todos iguales), predecibles, monótonos; vamos lo que hoy llamaríamos unos clones.
Entonces, ahora viene la madre de todas las preguntas: Sí el deseo nos conduce al sufrimiento, como hemos visto, entonces ¿por qué elegimos el deseo? Pues bien, este señor Dostoievski, dice que cuando sufrimos la vida se intensifica a través del sufrimiento, se ralentiza y pasa más lenta y lo real crece. ¿Qué os parece lo que nos cuenta? La verdad es que algo o toda la razón si la tiene según se mire.
Según lo que hemos visto hasta ahora, podemos decir que la conciencia que es la luz que trata de equilibrar, emerge del sufrimiento y hace buscar al hombre su esencia o lo que realmente es.
Esto tiene mucha tela que cortar y mucho que pensar.
Un saludo para todos.