18 septiembre 2011

DE LAS DISTINTAS MANERAS DE VER LA VIDA.


La percepción que tenemos de las cosas que suceden en la vida, incluyendo en el mismo paquete el placer y el dolor, atiende a una gradación de la sensibilidad que es variable en todas las personas. Lo que para unos tomar unas lentejas es un placer, para otras es un verdadero suplicio. Llegamos a detestar lo que otros aman y viceversa y el grado de intensidad que producen las emociones va a depender de diversos factores y de la forma de ser de la persona en cuestión.
Hay dos tipos de enfoques claramente diferenciados. Por un lado, tenemos aquellas personas que van o se mueven hacia las cosas y, por el otro, los que huyen de las cosas; principalmente si estas causan malestar o dolor. Esto es una cuestión fundamental puesto que dependiendo del sitio hacia donde enfoquemos nuestra vida van a depender los resultados que obtengamos.
Si enfoco para huir de todo aquello que no quiero me encuentro con el patrón de vida de que por ejemplo, voy a estar pensando continuamente que llego tarde al trabajo, que no puedo hacer bien esto o aquello, que no me encuentro con ánimos para llevar a cabo esta empresa, que los demás van a pensar esto o aquello otro, que con el dinero que gano puede que no llegue a final de mes, que no digo lo que pienso porque los demás no me van a tomar en serio, etc.
Si elijo enfocar moverme e ir hacia las cosas, me puedo levantar ilusionado por el nuevo día que comienza, puedo pensar en lo ricas que ponen las tostadas y el café que dentro de un rato me voy a tomar para desayunar en el bar de al lado del trabajo, puedo sentirme orgulloso del todo el trabajo que he desarrollado de manera profesional sobre los distintos proyectos en los que he participado y que traerá como consecuencia una mayor estima de mis superiores o clientes, que gracias a ello, puedo disfrutar de un nivel sociocultural y profesional superior que me permintirá tener una mayor calidad de vida tanto para mi como para las personas que me importan, etc.
El éxito no es el mismo para todos puesto que unos lo ponen en el reconocimiento externo (ser importante a los ojos de los demás), y otros en la satisfacción interna (me importa un carajo lo que piensen los demás si me ecuentro bien así). Todo ello va a depender de los componentes educacionales que hayamos recibido y que pecando de simple, podemos diferenciar también en dos: educación competitiva que plantéa la vida como una constante lucha por todo y que tiende a desembocar en las inseguridades cuando no se consiguen los resultados programados; y la educación en valores sólidos que busca el desarrollo del ser humano como persona integral que no basa sus resultados en la competición sino más bien en los valores.
La manera de enfocar es la que va a crear las afinidades entre las personas que piensan o que enfocan hacia el mismo lugar y ven los mismos paisajes. Esto hará (como en el ejemplo del principio), que a los que les guste las lentejas comenten si estan mejor de esta o de aquella manera.
Todas las formas de afrontar la vida son igual de válidas; lo importante es que cada uno se encuentre satisfecho con la manera que ha elegido para vivirla.
¿Te encuentras cómodo con la elección que tu has hecho?, ¿tienes alguna cosa que te gustaría cambiar de tu paisaje para que sea plenamente satisfactorio? Dos buenas preguntas pera termidar; ¿eh?.
Un saludo para todos.

10 septiembre 2011

DE CÓMO EL RUIDO NO NOS DEJA CRECER INTERIORMENTE.

Dicen que todo aquello que hacemos va encaminado a dos propósitos concretos; bien a obtener algún tipo de recompensa por ello o bien para evitar el dolor. Yo creo que hay una cosa que tiene que estar por encima de estos dos principios u orientaciones de la voluntad y que no es otra cosa de buscarle un sentido a aquello que hacemos.
Nuestro nivel de energía depende del estado anímico que experimentamos y de eso, de los estados de energía o de ánimo, como queráis llamarlo, va a depender la forma con la que realicemos las cosas. Pero hay una serie de parámetros que son independentes a los estados de ánimo y que no tienen que confundirnos a la hora de expresar cómo nos sentimos.
No debemos de confundir nunca la felicidad con el bienestar subjetivo y la infelicidad con el malestar objetivo. La felicidad siempre va a surgir de nuestro interior mientras que el bienestar o el malestar exterior no va a depender de cómo reaccionemos ante lo que pasa a nuestro alrededor.
La felicidad va a depender de que el enfoque que le demos a nuestra vida tenga sentido; percibiendo que la vida no tiene milagros sino que la vida en sí ya es un verdadero milagro. Percibiremos que la naturaleza habla aunque anteriormente no la hayamos escuchado, que todos los momentos de la vida son extraordinariosy que tanto los amigos como los enemigos lo único que hacen es enseñarnos lecciones de vida.
Cuando buscamos un sentido a las cosas nos abrimos hacia lo que ocurre en nuestro alrededor en lugar de rechazarlo. Cuando transcedemos más allá del significado que le damos a las cosas es cuando empezamos a descubrir, a crecer y evolucionar.
Es entonces cuando estamos realmente preparados para comprender todo aquello que pasa dentro de nosotros. Descubrimos la esencia de nuestro pensamiento, de aquello que queremos realmente una vez que hemos quitado todo el ruido que nos llega desde fuera. Y, una vez que llegamos a este punto, es cuando estamos preparados para interrogarnos sobre el sentido de aquello que deseamos o hacemos.
Un saludo para todos.