26 noviembre 2010

DE CUANDO NOS VISITA EL DOLOR Y NO HAY PASTILLA QUE LO CALME.


Hay veces nos visita el dolor y no hay pastilla que lo calme. El sufrimiento se instala en nosotros y viene dispuesto a quedarse durante un largo tiempo; deshace las maletas en la habitación de nuestra alma y empieza a colgar la ropa en el armario de nuestras cosas. Nos pregunta que es lo que hay para cenar y, después, se sienta en nuestra mesa y se toma todas las licencias que a nosotros no nos gustaría que se tomase.
Normalmente nunca viene solo sino que trae a su hermano, el dolor físico, con él. Ambos se terminan por apoderar de nuestro cuerpo y de nuestra mente y hacen que la convivencia con ellos se torne insoportable de una manera casi inmediata.
Son huespedes que nos empizan a sacar todo lo que no es agradable para nosotros: las dudas, los resentimientos, las desidias, el mal humor, etc. Y ahogan todo los fresco que tengamos en la vivienda de nuestra alma. Es entonces cuando toma vida la frase contraria a la que puso un día en el facebook mi amiga Paky  que dice: " Una sonrisa, es una luz en la ventana del alma que indica que el corazón está en la casa". Pues bien, cuando nos visita el dolor se apaga la luz de la ventana y el corazón trata de huir de la casa en la que habita puesto que el sufrimiento se torna insoportable.
Las caricias en el alma duran muy poco cuando sufrimos y la angustia se torna cada vez más y más importante. Los bálsamos de ternura que nos aplican las personas que son importantes para nosotros apenas sirven para calmar el intenso dolor que produce el sufrimiento y nos encontramos solos ante el caliz que hemos de apurar y ante nuestro particular Golgota; en el que nos encontramos rodeados de gente pero solamente nosotros estamos clavados en la cruz del sufrimiento.
Las preguntas nos machacan una y otra vez, queremos obtener alguna luz ante lo que consideramos que no nos merecemos, pero obtenemos la callada por respuesta. Es entonces cuando pasamos al plano de la transcendencia y lo que al principio era una rebelión, poco a poco, se va tornando en un "fiat" rebelde al principio para, después, hacerse sosegado. No se trata de claudicación ni de rendición ante el misterio del dolor que nos aflige. Se trata de identificar las limitaciones que podemos tener como seres humanos ante ciertas cosas que podemos considerar (desde nuestro punto de vista), como irracionales.
Los que hemos sido agraciados con algún tipo de creencia vemos el dolor como un medio de purificación y reparación de todos los pecados cometidos; pero tampoco termina por consolarnos ni mucho menos convencernos aunque el mismo Dios no privase a su Hijo de tales padecimientos dolorosos.
La filososfía tampoco ayuda mucho ya que los griegos lo enmarcaban dentro del buen o el mal uso del placer, e incluso de lo poseión o no de una cosa. Y en la actualidad, hay una cita del doctor Berti que dice: "Hay dolores que no se curan, hay dolores para los que no hay medicinas. Hay dolores activos, con su herida abierta, sobre los cuales hay quienes nos quieren decir algo a los que, por motivos de los azares de la vida, podemos pensarlo más en frio".
Por tanto, aceptar lo que nos toca no es sólo resignarse, sino liberarse de las cadenas del lamento y recuperar la energía para iniciar caminos alternativos que nos hagan aceptar la vida tal y como nos viene.
Un saludo para todos.

21 noviembre 2010

¿SON BUENOS LOS FUNDAMENTALISMOS?

Esta mujer fue azotada cincuenta veces por estar en una reunión familiar donde estaban hombres con la escepción de su padre y hermano. El crimen que había cometido es que era mujer y estaba bajo el mismo techo que los hombres pero sin el velo apropiado para la ocasión. ¿Cuándo van a terminar estas pesadillas para las mujeres islámicas?

Leo hoy en un editorial del diario El País que la Organización de la Conferencia Islámica trata de que la ONU legisle sobre la blasfemia. No se me olvida la cristiana pakistaní que esta esperando a morir en la horca por blasfemar contra el profeta Mahoma.
La pena de muerte es reprobable en toda circunstancia y mucho más cuando de cuestiones religiosas se trata ya que los temas religiosos entran dentro de lo personal y no de lo social como estos señores tratan de hacernos creer. Es como tratar de que los jueces hagan de teólogos e inquisidores en lugar de impartir justicia por delitos contra los seres humanos y contra la sociedad. Creo que confundir esto no es nada bueno y es por contra, muy negativo para la imagen de las religiones que propugnan la libertad del ser humano como bandera de su doctrina.
En todo caso, debe ser Dios el que juzgue la blasfemia que se cometa contra Él y no los humanos los que lo hagan; por lo dicho anteriormente de que las religiones entran dentro del ámbito privado de las creencias de las personas.
Tratar de incluir las blasfemias dentro de los códigos penales es practicamente como reconocer la imperfección de las leyes humanas y la infalibilidad de las leyes divinas. Pero hemos de plantearnos una cuestión que no es nada baladí: ¿qué pasa con aquellos que no creen y que por tanto no estan sometidos a las leyes divinas? En contra de lo que se piensa, dando carta de legalidad a la blasfemia no sólo no tendríamos leyes más perfectas sino que tendríamos leyes mucho más crueles y draconianas que en nada ayudarían al fin para las que se crean y que no es otro que hacer cumplir la libertad de los seres humanos.
Las doctrinas no se denfienden matando a seres humanos puesto que no podemos enmascarar la muerte de una persona bajo los velos religiosos. El asesinato es el mismo se cometa en nombre de lo que se cometa y por lo que se cometa.
Pero lo realmente triste de todo esto, es que hay una mujer que esta esperando ser lapidada en Iran y otra esperando la horca en Pakistán precisamente porque las leyes divinas son más importantes que las humanas en ciertos países. No sé porque tienen que buscar el beneplácito de la ONU si, al final van a hacer lo que les dé la gana estos señores fundamentalistas religiosos.
¡Madre mia!, ¡qué lejos esta Dios de todo esto y cómo le meten por medio para justificar lo injustificable!
Un saludo para todos.

18 noviembre 2010

EMPEZAMOS HABLANDO DE ROPA Y TERMINANOS POR LAS RAMAS DEL ÁRBOL PARA LLEGAR AL CONOCIMIENTO.


Cuentan que una vez un grupo de intelectuales empezó a juntarse con un sabio, dichos intelectuales le frecuentaban muchas veces para meditar. El sabio no hablaba practicamente nada. Como gran maestro taoista consideraba que el silencio era una de las fuentes más importantes del conocimiento.
Los intelectuales en cambio, no paraban de charlar. Todo lo discutían y todo lo cuestionaban como buenos hombres de ciencia. Hablaban y hablaban pero ninguno le prestaba atención al otro en su discurso. El sabio, con gran paciencia, les escuchaba y se entristecía de ver que no hablaban nada más que para sí mismos.
Un día los juntó a todos y se puso a hablarles de la siguiente manera: "Sois como las lavanderas". Ellos se interrogaron sobre lo que quería decir aquello y el sabio, les dijo que lo deberían de saber tan doctos como se consideraban. Ellos dijeron al sabio que no sabían el motivo por el que los comparaba con una lavandera y el sabio respondió: "Las lavanderas tienden mucha ropa pero luego vienen los propietarios de la ropa, se la llevan y se quedan sin nada. Vosotros tenéis un montón de opiniones que habéis extraido de los libros, escritos, filosofías, etc. pero, en realidad, nada os pertenece. Estáis vacios; sois como las lavanderas. Por tanto, si seguís especulando no ganaréis ni un gramo de sabiduría pero si os podréis divertir mucho con ello."
Como véis, es necesario pasar de la compresión intelectual a la intuitiva. De la teoría a la práctica y equivocarnos de vez en cuando; que no pasa nada. Todo aquello que experimentamos a través de nuestra experiencia, son "trapos" de nuestra propiedad que no nos quitará ninguna otra persona. Dichos "trapos", serán los que formarán nuestro ajuar de sabiduría. Una sabiduría que no se adquiere con el conocimiento sino que se adquiere mediante la experiencia en los distintos campos de la vida. El método ensayo-error, por mucho que no nos lo creámos, nos hace alcanzar altas cotas de sabiduría ya que esos errores, nos van cerrando las puertas por donde no debemos de pasar la vez siguiente.
El análisis silencioso de todos los acontecimientos acaecidos durante la experiencia, nos pone en vias de aprender todas las alternativas equivocadas y mediante este tipo de experiencias, después de apartar todas piedras que taponan la cueva, veremos la primera rendija de la luz de la sabiduría.
Eso lo conseguiremos desde el silencio y la quietud del análisis de la experiencia y, las piedras, son nuestros intereses personales y nuestras pasiones. Algunas de esas piedras son tan grandes, que pillan toda la puerta de la cueva y son muy difíciles de mover.
La sabiduría esta en saber ver el objeto sin los accidentes. Por ejemplo: si cierro los ojos y imagino un árbol, el icono que se representa en mi mente es el objeto; pero las características que lo delimitan como pueden ser las flores, las hojas verdes, los frutos, los pájaros que tienen sus nidos en él, etc., esos son los accidentes que tapan el eidos (esencia), del árbol. Pues bien, con la sabiduría pasa lo mismo, se nos presenta cuando la liberamos de los accidentes que rodean a la experiencia y así, adquirimos el conocimiento.
Querida amiga Paky, creo que hoy te he explicado algo de Tao de una manera más asequible. Sé que no te gusta pero espero que luego no me regañes.
Un saludo para todos.

17 noviembre 2010

DE LA IMPACIENCIA DEL VERBO.

De un tiempo a esta parte y una vez pasado el ecuador que nos llevará a los idus de marzo, he de constatar que todo lo sucedido en tiempos anteriores o preteritos no ha servido para que podamos sacar ninguna enseñanza del tema. Seguimos siendo rápidos de lengua y lentos de mente analítica. Eso deja consecuencias que algunas veces tienen difícil; por no decir imposible, reparación.
Debemos de ser un poco más analiticos a la hora de evaluar cualquier situación que se presente y no dejarnos llevar por el ardor guerrero de nuestras pasiones. La visceralidad no suele traer buenas consecuencias y es prima hermana del fracaso a la hora de conseguir muchos de los objetivos que nos planteamos puesto que hace que la impaciencia vaya aparejada o de la mano de la misma.
Siempre será más provechoso mantener nuestra mente relajada a la hora de emitir un juicio cuando sentimos o escuchamos esta o aquella cosa, que emitir un juicio precipitado sobre la misma; sin todos los datos en nuestro poder es como mínimo una temeridad en la que incurrimos con demasiada frecuencia.
Dios, en su infinita sabiduría, nos dío dos orejas y una boca. Eso significa que tenemos que escuchar el doble de lo que hablamos. Pero parece ser que algunos tenemos (mentémonos todos), dos bocas y una oreja.
Lo peor del tema es que para estos últimos, hay una cirugía muy complicada que le restablezca la configuración original y debido a lo arriesgado del la intervención, optan por quearse de esa manera. Esta cirugía atenta sobre todos nuestros principios y derechos que se supone que hemos adquirido con nuestra sabiduría y por tanto, no vemos que sea necesario someternos a la misma. De todas maneras, sería muy bueno que, anualmente, pasáramos por el otorrino para ver si el proceso natural de dos orejas y una boca no se ha invertido. Y para terminar una frase de Jesús de Nazaret que viene muy al pelo de lo que hemos hablado: "quien tenga oidos para oir, que oiga.".
Un saludo para todos.

12 noviembre 2010

CRÓNICAS DE LA ULTRAMODERNIDAD.


Se ha lanzado hace poco tiempo al mercado el libro José Antonio Marina titulado "Crónicas de la ultramodernidad". En realidad no es un libro al uso sino que se trata de una recopilación de algunos artículos de prensa de este filósofo y escritor.
No deja de ser curioso que siendo José Antonio muy poco dado a la antología articulista haya aparecido un libro así; pero pienso que aquí estamos en una especie de libro de ensayo unificado ya que durante el libro se dan pistas para que no parezcan artículos de prensa sino todo lo contrario, para que  parezca un libro de ensayo y no una mera colección de artículos de prensa. El autor comenta lo siguiente: "Quería comprobar si era posible hacer filosofía sistemática en un periódico, a trozos, en contacto con los problemas diarios, en comunicación con los lectores, interactuando con la realidad.".
El libro tiene una lectura amena y agradable, lleno de curiosidades y anécdotas que tratan de reflexionar sobre el mundo y la sociedad en la que nos ha tocado vivir. En algunos aspectos, para mi gusto, peca un poco de superficial y no termina de rematar algunas cuestiones que plantéa, dando lugar a que puedas pensar de que en algunas cuestiones, es más la pompa que el boato; dicho en roman paladino que es más la apariencia que la cuestión que lo que expone en ella.
En otro apartado el autor manifiesta: "El balance sentimental cambia constantemente. En cinco minutos de conversación puedo sentirme colérico, avergonzado, tranquilo, alegre, arrepentido. El cardiograma afectivo es intermitente y lábil. Una misma situación puede provocarnos sentimientos distintos en distintos momentos. Lo que ahora hace reír a un niño puede hacerle llorar al minuto siguiente y a los adultos les pasa algo parecido. Hablar, pues, de sentimientos duraderos es contradictorio."
Estoy pensando que algunos de los llamados tradicionalistas le crucificarían por semejantes palabras ya que no se puede aplicar esa afirmación como norma general. Un ejemplo de esto que acabo de decir es un matrimonio que lleva casado cincuenta años y que se quieren más que el día que se conocieron. Háblale a estas personas de que su sentimiento no dura. Por eso esta afirmación solamente es válida para algunas cuestiones pero no para todas.
A fin de cuentas el autor se considera un buscador, como nosotros, que se haya perdido en el océano de la ignorancia en el que naufragamos todos los mortales.
Como dirían los de "Tonterías las justas": ¡Oye un abrazo! Sí, pero para todos. O, ¿no sé?

07 noviembre 2010

EL SILENCIO


Muchos dicen que la enorme ventaja que tiene el silencio es que no puede mentir. Bajo el silencio se esconden las más terribles palabras que no somos capaces de pronunciar. El silencio vive en estado de perpetua sinceridad y solamente los ojos son los que se pueden saltar el protocolo que el mismo silencio impone. Esos ojos que hablan sin decir nada y que se expresan mejor que cualquier actor que interpreta aunque esté muy consagrado.
Ayer, al salir de Misa, vi tus ojos que expresaban todo sin decirme nada. Cogidos de la mano descendimos por la calle Jardines entre medias de los naranjos y los bancos. Vimos a parejas sentandas sobre ellos que empiezan en esto que se llama amor. El frio, se apoderaba poco a poco de nuestros rostros y nuestras miradas rompian el silencio de la noche. No hacía falta la palabra. Me soltaste la mano y me cogiste del brazo y, entendí, que necesitabas apoyarte sobre mi para sentirte un poco más segura.
Paseamos por calles y plazas de nuestra ciudad haciendo hora para romper el silencio con los amigos con los que habiamos quedado; saludamos a muchas personas que nos conocian con un gesto de cabeza pero siempre tratando de hablar lo menos posible. Llegamos al bar y el silencio se torno en palabra. Una palabra hueca, intranscendente, vacía; que no expresaba para nada la elocuencia de nuestro silencio anterior.
Confome avanzaba la noche, al consumo de la cerveza y el vino, las palabras se volvían cada vez más insoportables puesto que producían un especie de alienación en las personas que las pronunciaban; parecían fuegos fatuos, palmeras de fuegos artificales que brillan unos segundos y, después, pasan a la oscuridad más absoluta. Ella y yo nos mirábamos en silencio pero nos lo decíamos todo. Nuestros silencios habian hablado más en menos tiempo que las cuatro o cinco horas que estuvimos acompañados.
Por eso me gusta el silencio, porque la ausencia de las palabras muchas veces me dice más que cuatro horas de conversación según con qué gente. Gente que no tiene ningún pudor en pecar de megalomanía y ostentación para cualquier acto que realiza en la vida, mostrando de una manera ordinaria y soez los supuestos poderes que tienen frente al resto del común de los mortales.
Al final de la velada, proponen ir a tomar unas copas a un pub de la plaza de las Delicias. Nosotros amablemente declinamos la invitación argumentando lo avanzado de la noche. Bajamos por la calle del Juzgado en dirección a casa. Pero después de presenciar el teatro del mundo, nuestro silencio se rompió ya que nos habiamos divertido bastante con la actuación de los actores. A fin de cuentas y como dicen por mi tierra: "Los que somos más de pan y aceíte, lo mismo nos dan ostras y caviar y sufrimos un cólico".
Un saludo para todos.