18 noviembre 2010
EMPEZAMOS HABLANDO DE ROPA Y TERMINANOS POR LAS RAMAS DEL ÁRBOL PARA LLEGAR AL CONOCIMIENTO.
Cuentan que una vez un grupo de intelectuales empezó a juntarse con un sabio, dichos intelectuales le frecuentaban muchas veces para meditar. El sabio no hablaba practicamente nada. Como gran maestro taoista consideraba que el silencio era una de las fuentes más importantes del conocimiento.
Los intelectuales en cambio, no paraban de charlar. Todo lo discutían y todo lo cuestionaban como buenos hombres de ciencia. Hablaban y hablaban pero ninguno le prestaba atención al otro en su discurso. El sabio, con gran paciencia, les escuchaba y se entristecía de ver que no hablaban nada más que para sí mismos.
Un día los juntó a todos y se puso a hablarles de la siguiente manera: "Sois como las lavanderas". Ellos se interrogaron sobre lo que quería decir aquello y el sabio, les dijo que lo deberían de saber tan doctos como se consideraban. Ellos dijeron al sabio que no sabían el motivo por el que los comparaba con una lavandera y el sabio respondió: "Las lavanderas tienden mucha ropa pero luego vienen los propietarios de la ropa, se la llevan y se quedan sin nada. Vosotros tenéis un montón de opiniones que habéis extraido de los libros, escritos, filosofías, etc. pero, en realidad, nada os pertenece. Estáis vacios; sois como las lavanderas. Por tanto, si seguís especulando no ganaréis ni un gramo de sabiduría pero si os podréis divertir mucho con ello."
Como véis, es necesario pasar de la compresión intelectual a la intuitiva. De la teoría a la práctica y equivocarnos de vez en cuando; que no pasa nada. Todo aquello que experimentamos a través de nuestra experiencia, son "trapos" de nuestra propiedad que no nos quitará ninguna otra persona. Dichos "trapos", serán los que formarán nuestro ajuar de sabiduría. Una sabiduría que no se adquiere con el conocimiento sino que se adquiere mediante la experiencia en los distintos campos de la vida. El método ensayo-error, por mucho que no nos lo creámos, nos hace alcanzar altas cotas de sabiduría ya que esos errores, nos van cerrando las puertas por donde no debemos de pasar la vez siguiente.
El análisis silencioso de todos los acontecimientos acaecidos durante la experiencia, nos pone en vias de aprender todas las alternativas equivocadas y mediante este tipo de experiencias, después de apartar todas piedras que taponan la cueva, veremos la primera rendija de la luz de la sabiduría.
Eso lo conseguiremos desde el silencio y la quietud del análisis de la experiencia y, las piedras, son nuestros intereses personales y nuestras pasiones. Algunas de esas piedras son tan grandes, que pillan toda la puerta de la cueva y son muy difíciles de mover.
La sabiduría esta en saber ver el objeto sin los accidentes. Por ejemplo: si cierro los ojos y imagino un árbol, el icono que se representa en mi mente es el objeto; pero las características que lo delimitan como pueden ser las flores, las hojas verdes, los frutos, los pájaros que tienen sus nidos en él, etc., esos son los accidentes que tapan el eidos (esencia), del árbol. Pues bien, con la sabiduría pasa lo mismo, se nos presenta cuando la liberamos de los accidentes que rodean a la experiencia y así, adquirimos el conocimiento.
Querida amiga Paky, creo que hoy te he explicado algo de Tao de una manera más asequible. Sé que no te gusta pero espero que luego no me regañes.
Un saludo para todos.
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