21 febrero 2010

YO SOY ASÍ Y NO PUEDO CAMBIAR.


¿Cuántas veces hemos escuchado la frase: "Yo soy así y no puedo cambiar"? Seguramente que un montón de veces a lo largo de nuestra vida; es más, incluso hasta es bastante probable que nosotros la hayamos dicho en más de una ocasión.
Normalmente pronunciámos esa frase cuando algo en nuestra vida no va bien, es como si quisiéramos conformarnos con lo que hay. Sabemos que alguna cosa anda mal pero nos aterra cambiarla ya que nos puede suponer un esfuerzo considerable y preferimos soltar la famosa frasecita.
Lo importante de esta cuestión es que frases de este tipo y de otro parecido nos cierran las puertas a todo cambio que queramos que se produzca en nosotros ya que terminamos por asumir esas etiquetas como verdaderas y por tanto, las asimilamos dentro de nosotros. Puede ser que este tipo de personas se hayan criado en un ambiente de baja autoestima y en sitios donde las frases dicotómicas sean una costante en su vida (si, no; bueno, malo; bien, mal; etc.). Pero podemos pensar en un par de frases que nos pueden hechar una mano cuando eso nos pase. La primera frase dice lo siguiente: "Somos lo que sepamos hacer con lo que los demás han hecho de nosotros". Esta frase de Sartre, nos dice que cuando nos consideramos pequeños no somos capaces de valorar adecuadamente nuestras capacidades y debilidades y por tanto, nos ponemos a merced de todo lo que quieran decir los demás. Aquí, una autoreflexión se hace necesaria para darnos cuenta de que no somos lo que los demás dicen sino aquello que nosotros decidimos para recorrer nuestro camino.
La segunda de las frases, dice: "Ninguna etiqueta nos describe a la perfección". No somos personas que se nos distinga por nuestra incapacidad. Tenemos habilidades, carismas, aptitudes, etc. para hacer ciertas cosas y por lo tanto, no somos ineficientes en todos los campos de la vida.
Por consiguiente, si queremos cambiar cosas de nosotros no debemos emplear este tipo de frases. Un saludo para todos.

01 febrero 2010

PERMITIDO EQUIVOCARSE.


El perfeccionismo es una virtud que llega a producirme un gran temor. Eso de hacer siempre las cosas perfectas choca muy de lleno en que no hay nada perfecto en el mundo en que vivimos; que más bien temprano que tarde nos equivocamos alguna vez.
La gente perfeccionista, por lo general, suelen ser una gente estupenda, creen en el trabajo bien hecho, se apasionan por hacer bien las cosas que emprenden e incluso son muy válidos en practicamente todas las tareas que desarrollan.
Detrás de ellos, si observamos un poco, podemos apreciar cierto grado de neurosis y tensión. Se vuelven muy exigentes con las personas que no son como ellos. Pueden llegar a sufrir una barbaridad cuando sus actos y sus obras no son valorados cómo ellos piensan que deben de serlo.
Pienso que, de pequeños, nos deberían enseñar a equivocarnos ya que los errores y los fallos forman parte de la condición humana y siempre, por mucho que nos empeñemos, habrá un pequeño coeficiente de error en nuestras obras.
Maxwel Brand decía que todo niño debería de crecer con la convicción de que cometer un error no es, como norma general ninguna tragedia, ni por descontado ninguna catástrofe.
Lo interesante no es saber cuantos fallos cometemos sino cómo respodemos ante esos fallos; caerse es fácil, lo difícil es levantarse y seguir caminando, no sacar frustración, pesimismo y amargura de los errores que cometemos.
La educación de las personas creo que debería de ir dirigida a enseñar que una vida sin problemas no existe, que lo que nos da la fuerza y la energía es la capacidad que el ser humano puede tener para superar esos problemas dentro de sí mismo.
No merece la pena llorar por un plato que se ha roto ya que podemos sustituirlo por otro que haga la misma función que el anterior. Un corazón que termina rompiéndose por el perfeccionismo no tiene repuesto.
Un saludo para tod@s.