En los tiempos actuales, tiempos de crisis, también escasean los ideales. Lo mejor que podemos hacer ante esta carencia de ideales es ser nosotros mismos. Nuestra autenticidad es el valor más alto que podemos poseer cuando no hay ningún ideal a seguir o los que estan en la carta de valores no nos terminan de llenar. La autenticidad es el valor más alto que podemos poseer ya que todos los demás se encuentran integrados en éste. Nuestro yo, establece una carta de valores que no tiene que ser la misma de las personas que tengo cerca o lejos de mi. Somos genuínos y no tenemos ningún motivo para imitar los valores de los demás si no queremos.Hay una frasecita que todo el mundo te dice siempre y es: Sé tú mismo. Dicha frase, sobre todo tiene una connotación de autosuficiencia implícita que, en cierto modo, ya esta marcando la plenitud a la que invita. Pero ojo, ahí está la trampa ya que esta frase identifica la diferencia como el valor máximo al que tenemos que aspirar, es decir, en vez de considerarlo como un valor más, lo pone en la cúspide de todos no tratándolo como a uno más.
Decía Montaigne que son los demás los que forman al hombre pero hoy, el hombre se desenvuelve por el mundo como si nada tuviera que aprender de sus semejantes y podríamos decir que cree que todo ya lo lleva puesto de serie.
Si decidimos que no hay modelos a los que imitar, entonces no hay criterios sobre los que asentar un paradigma y es cuando estamos sin rumbo. Hoy, nos dicen que educar no es hacer personas según un modelo determinado sino que cada hombre sea capaz de descubrir lo que es él por sí mismo.
Desde mi punto de vista, creo que se comenten muchos errores a la hora de implantar estos tipos de educación puesto que todos los educandos siempre tienen cosas que aprender y modelos a los que seguir en algunas cosas concretas. La enseñanza de los conceptos no puede doblegarse ante la respetabilidad de todas las ideas. Eso nos conduciría a que no habría lecciones que estudiar, ni nada que se parezca lo más mínimo a aprender.
Debemos de ser algo que aún no somos a fuerza de dejar de ser lo que estamos siendo; o mejor, de lo que nos estamos convirtiendo. La autenticidad no se encuentra de la noche a la mañana, tienes que adquirirla de una manera gradual y progresiva.
Un saludo para todos.