Podemos llamar prima de riesgo a aquella que exigen los inversores por comprar deuda del país que la oferta frente a la deuda alemana que es la que se toma como referencia. Dicha prima será mayor o menor en función de que la gente que pone la pasta (los inversores), se "huelan" que quizás no puede tener el país que ofrece la deuda dinero suficiente para pagar susosdicha deuda que va a contraer con él.Bueno pero para poder medir la prima de riesgo hay que medir la rentabilidad de los productos financieros que lanza el estado (bonos), que tendrá que ser mayor cuanto más tiempo tenga "secuestrado" el estado el dinero del inversor.
La mayoría de los productos financieros que pone el estado en circulación son comprados por grandes bancos y grandes empresas de inversión. Dichos bancos y empresas tienen que tener el convencimiento de que comprar esos bonos tiene que ser rentable para ellos. Nada es más atrativo para ellos que el estado les ofrezca una alta rentabilidad por su inversión ofreciendo un elevado tipo de interés.
En los tiempos de crisis como el que nos está tocando vivir, todos quieren estar bajo el paraguas seguro de los alemanes ya que al ser la locomotora de Europa, también tiene la economía que menos sobresaltos le dá al dinerito.
Entonces nos podemos preguntar lo siguiente: ¿cómo puedo fiarme si quiero invertir mi dinero en productos financieros españoles tal y como marcha la economía de nuestro país?, ¿ofrece alguna garantía el invertir mi dinero en estos productos?. Pues, para ello, estan las llamadas agencias de calificación (que hemos visto que también la "cagan" como por ejemplo con las hipotecas subprime en USA), que se supone que tienen como misión vigilar la evolución de los pagos, los riesgos, futuros, etc. Con todo ello, pontifican ofreciendo la preciada triple A a un país en función de la marcha positiva de todo lo dicho anteriormente.
Los bonos entonces empiezan a circular por los mercados secundarios que es lo que toda la vida de Dios se ha llamado la bolsa pero que ahora le dicen así. El interés de dichos bonos empieza entonces a oscilar en función de la demanda de los mismos por parte de los inversores. Pero resulta que este interés es referenciado con el de los bonos alemanes a diez años.
Pero esto cómo se entiende en cristiano para que no nos liémos. Por ejemplo: Si la rentablidad del bono alemán está al 3% y el del español al 6% la prima es de 3 puntos porcentuales o de 300 puntos básicos. Es decir si los alemanes tienen que pagar 3 € cada año por su bono, los españoles tenemos que pagar por el mismo 6 €; es decir, los 3 que rentan los alemanes y los otros 3 de propina o sobreprecio para que sea competitivo con el alemán (estos 3 últimos son la prima de riesgo).
Si el estado tiene problemas, los bancos también los tienen por estar residiendo en el estado con problemas. Los bancos acuden a lo que se llama el mercado interbancario (se prestan dinero entre ellos), para buscar el dinero que necesitan para resolverlos. Pagan por ese dinero un interés más alto o más bajo en función de la prima de riesgo es decir, los puntos porcentuales o los básicos de los que hemos hablado un poquito más arriba. Los costes de este dinero que piden prestado lo van a repercutir en los productos financieros que ofrecen a sus clientes y, en definitiva, encareciendo el dinero.
Las consecuencias de un dinero caro es el freno del consumo tanto de familias como de empresas y todo lo que sigue ya nos lo sabemos de memoria (paro, prestaciones sociales, etc.); o lo que es lo mismo: con menos fondos tenemos que hacer frente a más gastos. La solvencia se disipa más rápido que el humo de un cigarrillo y los intereses se disparan puesto que aquí, nadíe se fia de nadíe.
No nos queda otra entonces que meter la tijera y empezar con los recortes lo cual, no hace sino agravar más el problema.
Si un país tiene una prima de 400 puntos básicos y no toma ningún tipo de medida para que eso no ocurra esta generando un impacto negativo en el PIB (Porducto Interior Bruto), de aproximadamente un 0,8%. Esto puede suponer la diferencia entre crecer o entrar en recesión.
Espero que no haya sido mucho royo y sea más fácil cuando veamos a esos lumbreras económicos hablando un lenguaje no apto para iniciados o avanzados más bien. Entonces, diremos como los niños del colegio: "Yo lo sé". Un saludo.