La percepción que tenemos de las cosas que suceden en la vida, incluyendo en el mismo paquete el placer y el dolor, atiende a una gradación de la sensibilidad que es variable en todas las personas. Lo que para unos tomar unas lentejas es un placer, para otras es un verdadero suplicio. Llegamos a detestar lo que otros aman y viceversa y el grado de intensidad que producen las emociones va a depender de diversos factores y de la forma de ser de la persona en cuestión.Hay dos tipos de enfoques claramente diferenciados. Por un lado, tenemos aquellas personas que van o se mueven hacia las cosas y, por el otro, los que huyen de las cosas; principalmente si estas causan malestar o dolor. Esto es una cuestión fundamental puesto que dependiendo del sitio hacia donde enfoquemos nuestra vida van a depender los resultados que obtengamos.
Si enfoco para huir de todo aquello que no quiero me encuentro con el patrón de vida de que por ejemplo, voy a estar pensando continuamente que llego tarde al trabajo, que no puedo hacer bien esto o aquello, que no me encuentro con ánimos para llevar a cabo esta empresa, que los demás van a pensar esto o aquello otro, que con el dinero que gano puede que no llegue a final de mes, que no digo lo que pienso porque los demás no me van a tomar en serio, etc.
Si elijo enfocar moverme e ir hacia las cosas, me puedo levantar ilusionado por el nuevo día que comienza, puedo pensar en lo ricas que ponen las tostadas y el café que dentro de un rato me voy a tomar para desayunar en el bar de al lado del trabajo, puedo sentirme orgulloso del todo el trabajo que he desarrollado de manera profesional sobre los distintos proyectos en los que he participado y que traerá como consecuencia una mayor estima de mis superiores o clientes, que gracias a ello, puedo disfrutar de un nivel sociocultural y profesional superior que me permintirá tener una mayor calidad de vida tanto para mi como para las personas que me importan, etc.
El éxito no es el mismo para todos puesto que unos lo ponen en el reconocimiento externo (ser importante a los ojos de los demás), y otros en la satisfacción interna (me importa un carajo lo que piensen los demás si me ecuentro bien así). Todo ello va a depender de los componentes educacionales que hayamos recibido y que pecando de simple, podemos diferenciar también en dos: educación competitiva que plantéa la vida como una constante lucha por todo y que tiende a desembocar en las inseguridades cuando no se consiguen los resultados programados; y la educación en valores sólidos que busca el desarrollo del ser humano como persona integral que no basa sus resultados en la competición sino más bien en los valores.
La manera de enfocar es la que va a crear las afinidades entre las personas que piensan o que enfocan hacia el mismo lugar y ven los mismos paisajes. Esto hará (como en el ejemplo del principio), que a los que les guste las lentejas comenten si estan mejor de esta o de aquella manera.
Todas las formas de afrontar la vida son igual de válidas; lo importante es que cada uno se encuentre satisfecho con la manera que ha elegido para vivirla.
¿Te encuentras cómodo con la elección que tu has hecho?, ¿tienes alguna cosa que te gustaría cambiar de tu paisaje para que sea plenamente satisfactorio? Dos buenas preguntas pera termidar; ¿eh?.
Un saludo para todos.