27 mayo 2012

LA CONFIANZA.


Toda nuestra existencia gira entorno a la confianza o desconfianza en los demás. La solidez de las cosas es medida por el grado de confianza que depositamos en los demás; es más, el éxito de cualquier empresa que emprendamos va a estar condicionado por el grado de confianza que depositemos en la/s persona/s que nos acompaña/n.
La confianza es una poderosa energía que se apoya en la esperanza y que nos proporciona seguridad, bienestar, optimismo, alegría, etc. La confianza nos hace fuertes, libres y mejores. Por el contrario, la desconfiaza nos hace recelar y temer. Esto nos reprime e inquieta llegando a paralizarnos y por último, hacernos sufrir.
No podemos llegar muy largo en la supervivencia si no confiamos en el otro ya que, cuando dejamos de vivir en los arboles y nos apoyamos en las tierra, fue la confiaza en el otro, lo que hizo que todos llegaramos a sobrevivir evitando muchos de los peligros que acechaban al ser humano.
Los vínculos sociales son los que explican el grado de desarrollo que tienen las sociedades pero dicha unión ha de cimentarse en la confianza. Por eso, cuando mandamos mensajes negativos, el receptor de los mismos nos percibe como una fuente de inseguridad e insatisfacción. Pero irnos al polo opuesto tampoco es bueno ya que la vida no es un camino de rosas. Nos socializamos cuando asumimos que la realidad es compleja y que como tal, está compuesta de satisfacciones y sufrimientos; de que los seres humanos podemos ser capaces de lo mejor y de lo peor.
Consideramos amigos a aquellas personas en las que podemos confiar; como se dice por estas tierras:"los que estan a las duras y a las maduras". Otra cosa son los conocidos y compañeros con los que compartimos situaciones favorables para todos. La diferencia con estos es que cuando hay algo contrario aflora el egoismo y cada uno tira para lo suyo.
En las relaciones amorosas el acuerdo sentimental implica una mutua entrega. Los que estan enamorados se dicen cosas como:"todo lo tuyo es mio", "somos uno", "te entrego mi corazón"... Por eso, la infidelidad, el engaño, duele tanto. Es porque se ha fallado en lo más profundo de los sentimientos y, volver a estableceer ese vínculo, es muy difícil ya que se ha dañado la fragilidad que implica ese sentimiento reconocido por ambos. La fuerza de este sentimiento residen en su pureza y en su fragilidad al partes iguales.
Nuestro pasado nos condiciona y hace que experiencias anteriores sobre algo nos hagan ser confiados o desconfiados. Cuando iniciamos una relación nuestro pasado influye en la misma y, por tanto, no partimos de cero. Los que han sido traicionados, se acercan al otro con cierto temor mientras que los que han vivido relaciones más o menos honestas, se acercan al otro de una manera más generosa ya que la confianza se gana poco a poco pero se pierde con rapidez. Entonces es complicado reparar el vínculo como hemos manifestado más arriba.
La confianza implica reciprocidad. Vamos depositando nuestra confianza en el otro al comprobar que no somos defraudados y, al mismo tiempo, porque experimentamos que también somos objeto de confianza. Esperamos, porque estamos convencidos de que vamos a recibir. Damos, porque a nosotros nos han dado. El egoísta, el que sólo pide, el que recibe y nunca da, acaba con la relación. Cuando se establece una relación de mutua confianza se está firmando un pacto y quien lo incumple hace fraude; la estafa es especialmente grave cuando uno se aprovecha de que el otro confía.
La confianza hay que saber administrarla, y es complicado. En primer lugar, tenemos que ganarnos la confianza de los otros y, en segundo término, no podemos pretender que todo el mundo se fíe de nosotros. También sabemos que, desgraciadamente, no podemos confiar en todo el mundo, que esa actitud no es prudente, que la dura realidad nos dice que hay que tomar precauciones. Además, si nos 'abrimos', si depositamos nuestra esperanza en el otro, de alguna forma le convertimos en deudor nuestro, esperamos de él su comprensión y a veces una respuesta equivalente, pero puede ocurrir que la otra persona no quiera establecer una relación tan estrecha. No debemos pasarnos ni quedarnos cortos. Las relaciones humanas son complejas como he manisfestado anteriormente.
La falta de lealtad y el individualismo egoísta deterioran las relaciones humanas, y entonces se instala la desconfianza y la vida en sociedad se vuelve más triste y dura. Estaría bien que entre todos lográsemos que no se convierta en un signo de nuestro tiempo. Cuando el homínido dejó el árbol y se adentró en un medio desconocido y lleno de peligros encontró en la asociación con otros miembros de su especie la forma de no perecer.

26 mayo 2012

SOBRE EL PESIMISMO.

No es ningun secreto que el pesimismo se desata en el interior de las personas influenciado por causas externas. Nos invade el pesimismo cuando tomamos constancia de lo insignificantes que somos ante una realidad absurda, grande e inabarcable para nuestra conciencia. Vemos que dicha realidad nos conduce hacia una muerte inevitable como último destino y que utiliza al tiempo como encubridor de la misma.
Es verdad que los avances que se han producido en todos los campos de la vida han sido muy notables, pero los verdaderos problemas que tenemos proceden de nuestra subjetividad, que termina por enseñarlos que estamos solos e insignificantes ante la eternidad que supone el tiempo; solos con nuestra muerte, con la muerte inmanente del ser.
Decía Cioran:"La naturaleza, buscando una forma que pudiera satisfacer a todo el mundo, eligió la muerte, pero como era de esperar, no ha satisfecho a nadie". Y, André Malraux también comenta:"La muerte sólo tiene importancia en la medida en que nos hace reflexionar sobre el valor de la vida".
Es falso que vivamos en el peor de los mundos posibles. Hemos avanzado mucho en todos los campos pero hay una cosa en la que nos hemos quedado muy estancados y es en la evolución de los valores que dan calidad a los seres humanos. El comportamiento endogámico que postulan las sociedades de hoy, conduce irremediablemente hacia el pesimismo por la sencilla razón de que la forma de pensar que se impone conduce hacia la individualidad y, dificilmente, desde lo individual podemos atacar los problemas que tenemos las sociedades como tales.
El pesimismo se combate desde la colectividad pero nunca desde la individualidad y para cambiar eso, debemos cambiar el modelo de valores que se ha impuesto en los últimos años.
Recomiendo la lectura del libro de más abajo para clarificar algunos de los conceptos que hemos expuesto más arriba.






Un saludo para todos.