25 agosto 2011

¿ACABARÁ EL MERCANTILISMO CON LA FILOSOFÍA POLÍTICA?



Se echa de menos la actitud reflexiva que debería de tener la clase política a la hora de redactar las leyes, normas y decretos que hacen que los ciudadanos seamos gobernados de una manera eficaz y provechosa con respecto a la forma de gobierno, su estructura, etc. , los planes gubernamentales no se pueden ir improvisando sobre la marcha de los acontecimientos ya que si los mismos no son controlados estos terminan por controlarnos que es lo que ha pasado con la actual crisis.

Hemos asistido a tensiones por parte de diferentes movimientos que han desarrollado cierta intolerancia común llegando al enfrentamiento y la crispación por parte de ciertos sectores radicales de los componentes de los mismos. Incluso se ha ejercido la pasividad o el exceso desproporcionado de violencia para garantizar derechos fundamentales que se recogen en nuestra constitución como principios básicos.

La percepción de la justicia por parte de los gobernados deja mucho que desear. Estamos asistiendo diariamente a casos de corrupción de la clase política a lo largo y lo ancho de nuestro país, a la técnica del doble rasero a la hora de aplicar la legislación vigente dependiendo de una arquitectura de intereses por parte del sistema que deja sentencias draconianas para casos digamos de los de andar por casa y sentencias que causan hilaridad debido a la desproporción entre la gravedad del hecho y la pena que se impone tan liviana al infractor.

No encontramos entre nuestra clase política a personas que sean capaces de poner los cimientos para construir sobre una base firme y hacer creer a las personas en las medidas y en los cambios que proponen ya que las mismas distan mucho de acercarse a la filosofía con la que el partido se identifica y son orquestadas desde un panorama más identificado con el más puro y duro mercantilismo económico.

La orfandad de las ideas genuinas y propias a las que se encuentran sometidos los partidos en la actualidad hacen muy difícil la credibilidad de las que proponen ya que, normalmente no se encuentran arropadas por la filosofía del mismo partido que las pone en circulación para la desesperación de todos aquellos que anteponen la pragmática filosófica del partido a las medidas coyunturales de los ciclos económicos.

Urge volver a la ética como principio fundamental a la hora de plantear las normas y las leyes. Dichas normas y leyes tienen que tener la finalidad de hacer que la acción de gobierno tenga sentido para los gobernados y que dichas pragmáticas estén orientadas hacia la acción y el desarrollo integral de los seres humanos sin excepción. Normas cuya filosofía no sea restar sino sumar e integrar a todos dentro de un proyecto común de libertad respetando fielmente los principios de diferenciación que nos caracterizan.

Un saludo para todos.

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