El filósofo José Antonio Marina en su obra "La Inteligencia Fracasada" habla de tres etapas en el desarrollo de la personalidad. Una primera etapa es la que él llama personalidad recibida que la define como la estructura de la personalidad y que esta condicionada genéticamente de una manera fuerte o principal y que desarrolla las funciones intelectuales básicas, el sexo y el temperamento. A continuación, habla de la personalidad aprendida que define como el carácter, que se compone de un conjunto de hábitos cognitivos, afectivos, etc. que se sustentan en la personalidad recibida es decir, se adhieren a la personalidad primaria; son los caminos que tenemos marcados para ir a los sitios y que hemos comprobado que no admiten error; y por último, habla de la personalidad elegida que incluye el proyecto vital, el sistema de valores y creencias, etc. dice el autor que es la inteligencia ejecutiva. Para poder tener una interacción sobre ellos el autor propone una actuación sobre la matriz personal y la participación de los diversos tipos de creencias. Esto nos llevará (según él) a configurar nuestros hábitos afectivos (apegos sentimentales y motivaciones a la hora de hacer las cosas). Podríamos prenguntarnos: ¿Podría cambiar los hábitos adquiridos durante tanto tiempo? ¿Estaría en condiciones de adquirir aquella serie de valores que para mi son importantes y que veo imposible? Cambiar es la gran esperanza de mucha gente, que devora los libros de autoayuda en busca de aquello que necesitan o de otro tipo de gente profesionales y no tanto. En definitiva se busca un "pequeño consuelo" que nos haga sentirnos mejor.
Podemos afirmar que las personas son capaces de cambiar dice el autor. Pero para que ese cambio se dé es necesario reconstruir una personalidad más inteligente desde abajo, haciéndo que los grandes esquemas que nos regulan negocien de una manera provechosa con esos "pequeños reinos de taifas" psicológicos. La democracia es una buena manera de empezar la negociación con nostros mismos. Dice el autor que es como si estuvieramos aprendiendo un idioma y no le falta razón ya que de lo que se trata es de leer nuestro mundo o el mundo, como más os guste, de otra manera.
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