26 julio 2009

EL AUTOCONOCIMIENTO II.


Trabajando sobre la mente y la emoción, los potenciales ocultos que se encuentran aletargados empiezan a despertar en ése viaje que hacemos hacia el camino interior. Este trabajo interior comporta: Una pureza de intencion, Tener una motivación firme, la aceptación consciente de uno mismo pero no resignándose al fatalismo, prácticas que sosiegen la mente y la esclarezcan en función de obtener su desarrollo, la ética genuina, la consecución de la Sabiduría que es muy superior al pensamiento ordinario y por tanto verdaderamente liberadora y transformadora y por supuesto, cultivar el amor incondicional y la compasión.
Hemos de madurar el interior que nos inclina hacia una u otra dirección. Comprobar, meditar, interiorizar en nuestros pensamientos, madurar en el camino por la andadura de la vida. Hacernos valederos de nuestra propia razón sin los tabúes de una sociedad manchada que nos ataca, nos vulnera, nos mide con el único rasero que conoce, que es el planeamiento que otras personas han impuesto para nosotros.
Nunca me cansará mi oficio de hombre.
Hombre he sido y seré mientras exista.
Hombre no más: proyecto entre proyectos,
boca sedienta al cántaro adherida,
píes inseguros sobre polvo ardiente,
espíritu y materia vulnerables
a todos los oprobios y las dichas...
Nunca me sentiré rey destronado
ni ángel abolido mientras viva,
sino aprendiz de hombre eternamente:
hombre con los que van por las colinas
hacia el jardín que siempre los repudia,
hombre con los que buscan entre los escombros
la verdad necesaria y prohibida,
hombre entre los que labran con sus manos
lo que jamás hereda un alma digna,
¡porque todo lo que el hombre ha hecho,
la sola herencia digna de los hombres
es el derecho de inventar su vida!

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