28 octubre 2010
NOSOTROS, LOS DE ENTONCES, YA NO SOMOS LOS MISMOS.
Decía una persona que se sentía decepcionada por otra: "A partir de ahora voy a ser más duro y no confiaré más en las personas, porque una de ellas me traicionó. Voy a odiar a los que encontraron tesoros escondidos, porque yo no encontré el mio. Y siempre procuraré conservar lo poco que tengo, porque soy demasiado pequeño para abarcar el mundo".
Voy a contar una historia que quizás pueda ser real o, tal vez soñada, quizás no sea más que el fruto de la fiebre que pueda tener mi imaginación, de dos personas que, en su día pensaron que el tiempo todo lo perdona y, que al fin y al cabo seguirian siendo los mismos.
Pero como siempre suele pasar en estas cosas, pocas cosas salen como uno espera que salgan y, resulta, que después de un largo tiempo y bastante olvido; tras los silencios que dejan las miradas que se rehuyen y escapan, tras comprobar como los pasos van corriendo en direcciones contrarias, me acuerdo de los versos del poeta que decían: nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.
Llegara el momento en el que las miradas terminaran por no reconocerse, los cuerpos terminaran por protegerse y nuestros ojos, terminaran perdiendose en el horizonte de nuestras soberbias y vanidades; las lenguas, que en otros tiempos no paraban de hablar, se tornaran mudas; la visión se tornará de una forma huraña.
Pero la indiferencia y el olvido nunca ayudan ya que en la memoria arden demasidas cosas a pesar de que cada vez que nos reencontramos actuaramos como si no nos conocieramos de nada.
A estas alturas habría que empezar a curarse por lo menos por fuera. Tratar de que no se nos note que hemos estado francamente desmejorados. Mostrar las cicatrices que te han producido este tipo de amistades y ver como poco a poco se van cerrando y, por último, agradecer profundamente a la persona que te las hizo ya que tienen la virtud (las cicatrices), de demostrarnos que nuestro pasado fue real y no un mero producto de nuestra imaginación.
No me gustan mucho los cambios pero siento que he cambiado demasiado. He aprendido que el silencio siempre te dice demasiadas cosas, que Dios siempre estuvo ahí aunque yo, a veces, no le viera, que las notas más hermosas son aquellas que salen de las manos de las personas a las que amo; que sigue habiendo amigos que con su sonrisa son capaces de iluminar el mundo y de que hay personas que solamente con su respiración lo emponzoñan. He tocado muchas cosas con mis cinco sentidos en la vida; algunas extremadamente bellas y sensibles y otras demasiado terribles (madre cuanto noto que no estas aqui), pero el tiempo sigue pasando y no nos queda otra que ir adelante y viviendo.
Un saludo para todos.
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