La angustia es la condición misma de la existencia temporal y finita; no es sólo la agudización de las inquietudes y zozobras sino la que se encuentra siempre en el fondo de las personas cuando no se hayan "distraídos" entre las cosas. Cuando descendemos a las entrañas de la angustia vemos que se encuentra enraizada en la existencia y que es suplida por la esperanza en los momentos de distracción. Sin la angustia se pierde uno en lo cotidiano, en lo ritual para terminar por perder la esperanza ya que las distracciones son las que hacen florecer la esperanza en los momentos en los que nos encontramos sin angustia. En cierto modo, podemos decir que la vida transcurre entre la angustia y la esperanza.
Sartre también nos habla de la angustia en el porvenir y frente al pasado; decía que: "la libertad que se manifiesta mediante la angustia se caracteriza por una obligación perpetuamente renovada de rehacer el Yo que designa el ser libre". Sartre comentaba que la libertad, al ser una estructura del ser humano, la angustia debería de estar siempre presente. Por eso, siempre es así que estamos rodeados de un mundo de urgencias y valores, un mundo de proyectos que se están realizando. No es que todo lo dicho anteriormente niegue la angustia sino más bien todo lo contrario ya que nos remitiría constantemente a ella.
Las causas que motivan la angustia también fueron buscadas en los motivos fisiológicos hasta que llegó nuestro querido Freud y las etiquetó de dos maneras concretas a saber: una angustia de carácter objetivo que surge como la consecuencia de una amenaza externa que no podemos controlar y que termina por paralizar la acción. Como consecuencia de esta, aparece la segunda causa que es la angustia neurótica que puede tener causas que permanezcan ocultas a la persona angustiada y que se manifiestan en fobias que tienen una localización difícil. Otras son las llamadas causas indeterminadas que hacen aparecer la angustia sin un motivo específico en el que fijarse y, por último, Freud nos habla de una angustia que tiene un componente sexual debido a necesidades sexuales no satisfechas plenamente o reprimidas.
Posteriormente, Freud, también nos habla en obras posteriores de la angustia existencial con los componentes del temor, pavor y la angustia. Nos habla del estado de expectación ante el peligro, el temor ante el objeto o la causa que hace que el individuo se encuentre especialmente angustiado y el pavor que se manifiesta ante el afrontamiento del peligro para el que no estamos preparados.
Estas son sólo unas pinceladas de lo que piensan algunos filósofos y psiquiatras sobre la angustia. Después que cada uno saque sus propias conclusiones o que tome aquello que más le gusta como referencia a su forma de percibir la angustia.
Un saludo para todos.
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