09 enero 2011

DE ALGUNAS PAUTAS QUE NOS PUEDEN DAR CIERTA CALIDAD A NUESTRA VIDA.

Se dice que la verdadera felicidad no es más que una utopía, que se llega a la misma por el camino que se recorre buscándola y que para encontrarla hay que tener siempre bien dispuestos la mente y el corazón.
Pero hay una serie de pautas que podemos tener en cuenta mientras caminamos por aquí abajo en el planeta tierra y que nos darán una mayor calidad de vida y, por descontado, un mayor bienestar. Vamos pues a ver dichas pautas.
La primera de ellas es tomar conciencia de que somos criaturas que dependen de un ser superior. Algunos le llaman Dios, Alá, etc., dá lo mismo, lo importante es que somos criaturas que se encuentran dentro del un proceso de creación y que debemos de actuar en perfecta sintonía con aquello para lo que hemos sido creados, ver en nuestros seres análogos otra obra de la creación que tiene sus virtudes y sus defectos al igual que nosotros. En definitiva es tener conciencia de que somos Hijos de Dios (cada uno que le ponga el nombre que quiera). Claro que para los que no profesan creo alguno esto es intranscendente y no les aporta ninguna pauta a seguir.
La segunda pauta es que tenemos que querernos a nosotros mismos tal y como somos; con nuestras virtudes y nuestros defectos. Somos personas muy importantes y hemos de tomar conciencia de ello y tenemos que poner todos los medios a nuestro alcance para hacer que ese pensamiento se convierta en una realidad. Esto nos hará subir un poco la autoestima que tanta falta hace algunas veces.
La tercera pauta es ser consecuente con aquello que hablamos, profesamos, creemos, divulgamimos, etc. En definitiva se trata de ser fiel a todo aquello en lo que creemos y manifestamos. En estas tierras de Andalucía se le llama: "predicar con el ejemplo".
La cuarta pauta hace referencia a el pecado de la envidia que tanto nos hace sufrir. Desear aquello que no es nuestro o que no nos pertenece es instalarse en un continuo sufrimiento ya que todo en la vida y en el mundo tiene sus premios y castigos. Puede darse el caso que envidiemos a una persona por lo que tiene y que es lo que se aproxima a lo que nosotros deseamos, pero no queremos pasar por todo lo que esa persona ha pasado hasta conseguir lo que tiene. Nosotros sabemos lo que hemos pasado para tener lo que tenemos y, por tanto, eso nos debe de moderar cuando se despierte el deseo de la envidia en nosotros. Conformarnos y valorar aquello que poseemos no es una mala opción para sentirnos algo más felices.
La quinta pauta hace referencia a la limpieza interior; es decir, sacar fuera de nostros todo aquello que nos hace no estar limpios de corazón. Tenemos que barrer el odio, fregar el rencor, limpiar la soberbia, etc., para ello, hemos de emplear el agua de la humildad con el detergene de la sencillez. No hay mancha que no limpien estos dos ingredientes en el corazón. Deja los juicios para Dios, puesto que tu no has estudiado judicatura y te puedes equivocar; es más, seguro que la mayoría de las veces te equivocarás cuando seas juez ya que también sueles ser parte.
La sexta pauta es que nunca trates de apropiarte de aquello que no es tuyo. Nuestra soberbia y vanagloria nos hace muchas veces ponernos medallas que no nos corresponden. Esto transmite una imagen distorsionada de nosotros a los demás. Nos meten en el mundo de la interpretación teatral y tenemos que tener en cuenta que más tarde o más temprano la obra se acaba y nos mostramos en realidad tal y como somos. Por tanto, siempre se tu mismo y trata de llevar a efecto el dicho de Jesús de Nazaret: "Al Cesar lo que es del Cesar y a Dios lo que es de Dios".
La septima pauta que nos lleva a respetar la vida por encina de todas las cosas, no maltratando a nadie ni a nada. En la naturaleza todo tiene su orden y su sentido, por lo tanto no debemos de alterar dicho orden ni dicho sentido. Tenemos que vivir en perfecta simbiosis con el mundo que nos rodea. ¡Qué difícil es esto en nuestras sociedades de consumo!, pero nosotros tenemos que intentarlo dentro de nuestras posiblidades.
Por ultimo, y la número ocho es nuestra actitud exterior hacia los demás. Tenemos que tratar en la medida de lo posible estar siempre sonrientes y alegres, tratando de aportar a todos los que nos rodean energía positiva, disfrutando de todos y de todo lo que tenemos a nuestro alrededor, tratar de poner sobre la mesa todas las cualidades positivas de todas las personas que estan cerca de nosotros, tener paciencia con los defectos ajenos y entender que todos tenemos los pies de barro y que nos podemos equivocar.
No hace falta que las pongamos todas de golpe puesto que si lo hacemos fracasaremos seguro, poco a poco podemos ir desarrollándolas y pasaremos por este mundo de una manera menos amarga y más feliz.
Un saludo para todos.

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