14 enero 2011

EMPATÍA Y AFECTO.


Uno de los personajes más famosos de la literatura inglesa, Jhon Donne, decía: "Nunca preguntes por quién doblan las campanas; porque estan doblando por ti". Analizando un poco las palabras de Donne, uno deduce como pone en correlación dos emociones que son capitales para el ser humano en sus relaciones interpersonales y que son la empatía y el afecto.
Se dice que el dolor ajeno termina por ser nuestro dolor y que cuidar de los otros es, en defintiva, cuidar de nosotros mismos. El psicólogo norteamericano Hoffman que fue uno de los que más estudió sobre la empatía sostiene en sus estudios que compartir las desdichas y penurias con el resto de las personas es lo que hace que éstas, tengan la tendecia a ayudarles y también sostiene (que yo creo, modestamente, que es mucho sostener), que la empatía es el fundamento último de toda comunicación.
Cuando asistimos a cualquier tipo de catástrofe somos conscientes del sufrimiento que estan acarreando a las personas que la padecen y cómo ese dolor tenderá, en cierto modo, a hacerse crónico, como podemos ver un año después con el tema del terremoto de Haití. Se despierta entonces el sentimiento de solidaridad en la gran mayoría de todos los que no han padecido la calamidad e incluso en los que la han padecido y ayudan a sus semejantes.
Pensamos que es un deber de justicia y de ética ayudar a las personas que pasan por semejante trance para que, en cierto modo, se alivíe o se solucione su situación.
Ese estado de debilidad permite ciertas licencias antipragmáticas y antisociales como puede ser la vulneración de ciertas leyes como las que penalizan el hurto. Cuantas veces hemos visto los robos y los saqueos en situaciones de calamidad y la gente hemos dicho: "Pobrecitos, con lo mal que lo esta pasando demasiado poco estan robando para la necesidad que estan pasando".
A veces, se anteponen las emociones a los comportamientos éticos y legales que en situaciones de normalidad no pasaríamos por alto. Es porque la empatía se instala dentro de nosotros dando lugar a diversas formas de altruismo encaminadas a ayudar a las personas que han padecido algún tipo de calamidad.
El altruismo es un tipo de afecto que se dá en los seres humanos buscando el bienestar de sus semejantes sin recibir nada a cambio del mismo. Por tanto, según dijimos al principio empatía y afecto son dos emociones sucesivas que subyacen de un cierto egoismo natural del ser humano en su instinto de supervivencia de la especie. No olvidemos esas frasecitas que muchas veces decimos e incluso pronunciamos como: "Sí a mi me pasara, me gustaría que hiciesen lo mismo que estoy yo haciendo ahora por ellos".
Esto nos lleva a ver que somos nosotros los que nos encontramos en la última instancia del acto altruista y que dicho acto, tiene como finalidad el protegernos a nosotros mismos. Por eso como decíamos al principio que cuando doblan las campanas doblan, en cierto modo, por ti.
Un saludo para todos.

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