El otro día mientras me encontraba en la cafetería tomando el desayuno, escuché a dos mujeres que estaban sentadas en una mesa cercana a donde me encontraba. Ambas estaban comentándo lo mal que una lo estaba pasando con su pareja, decía la chica que su pareja era egoista, soberbio, vanidoso, etc. En un momento de la conversación, la amiga la interrumpe y le dice: "Ya sabes cómo son los hombres, lo que tienes que hacer es no prestarle atención, ya se le pasará". En definitiva le decía que no le hiciera caso, que a todos los hombres algunas veces, nos pasan esas cosas, etc. No puedo estar más en desacuerdo con estas sentencias tan desafortunadas a mi modo de ver.
Cuántas veces hemos escuchado muy cerca de nosotros o incluso de nosotros mismos la frasecita: "No le hagas caso, ya se le pasará". En especial las mamas se las han dicho muchas veces a las niñas que estaban novias o casadas cuando les han contado algún problemilla de pareja. Pues bien, si supíeramos el daño que pueden llegar a hacer esas palabras seguro que nos mantendríamos en silencio y no destaparíamos nuestra boca para decir semejante frase. Si no tenemos algo mejor que decir es preferible permanecer callado y escuchar a la otra persona.
Nadíe en el mundo pretende que se le ignore, cuando la otra parte es ignorada, conseguimos que proyecte más fuertemente su frustración sobre todos aquellos que le rodean y hace sentir todavía peor al ignorado, el ignorado espera de nosotros una respuesta sea positiva o negativa.
El anestesiarnos con la ignorancia no nos va a resolver el problema por el que nos encontramos sufriéndo. Sería mejor desplegar nuestras orejas y preguntar sobre el mensaje que nos esta enviándo la otra parte envuelto en esa hostilidad; intentar comprender qué es lo que se esconde detrás de esa violencia verbal que me encuentro sufriéndo.
En el momento que conseguimos romper el circulo vicioso estaremos en el camino adecuado para tratar de encontrar algún tipo de solución. No en vano, somos la mitad de esa relación, le guste o no a la otra parte; somos la mitad de ése proyecto de vida construído. Por tanto tenemos el derecho; yo diría más, la obligación de decidir sobre algo que nos compete.
Entonces, ¿qué hacemos?, ¿seguimos cómo estamos? o es mejor dar un primer paso para resolver las diferencias y cambiar aquello que no nos gusta. También podríamos dejar a la otra parte que sea ella la que, una vez dialogado el problema, empieze a dar el primer paso.Por tanto, tenemos dos opciones: 1ª) Poner en práctica lo expuesto más arriba, y, 2ª) Seguir en la cafetería hablándo de lo mismo sin solucionar nada y padeciéndo commo se dice por mi tierra.
Arriba os dejo un cuadro para que os sirva de orientación sobre los procesos sociales y las relaciones interpersonales.
Un saludo para todos.