12 agosto 2010
DEL ARTE DE VIVIR BIEN O POR LO MENOS INTENTARLO.
Desde lo tiempos de Platón el hombre ha luchado por no dejarse tiranizar por la esclavitud de las pasiones. Recuerdo aquel pasaje de la obra de teatro de Hamlet en el que le dice a Horacio:"Tú has sido... un hombre capaz de aceptar con igual semblante los premios y los reveses de la Fortuna... Dame a un hombre que no sea esclavo de sus pasiones y lo colocaré en el centro de mi corazón, ¡ay! en el corazón de mi corazón. Como hago contigo...".
Page DuBois, un notable erudito de la Grecia clásica, decía que era el cuidado y la inteligencia en el gobierno de la propia vida (sofrosyne), también los romanos le dieron un nombre mucho más cercano a nosotros como fue el de temperatia (templanza), a la contención del exceso emocional y pasional.
El objetivo que debe de tener la templanza no es la represión de las emociones sino de darle un equilibrio adecuado ya que cada sentimiento tiene su propio valor y significado. Una vida sin pasión es una vida yerma y agostada que estaría aislada de la fecundidad de la vida misma.
Aristóteles comentaba que el secreto de la templaza está en mantener una emoción apropiada al tipo de sentimiento que estamos experimentando, no acallarlas puesto que eso nos conduciría a una especie de embotamiento y apatita. Por el contrario una expresión desenfrenada puede llevarnos a situaciones extremas e incluso en los casos más graves a requerir de un tratamiento médico debido a un estado patológico (depresión).
Mantener en jaque a las emociones negativas es la clave de nuestro bienestar emocional; pero debemos de pensar que la vida esta llena de altibajos que no deben de alterar nuestro equilibrio emocional. No se trata, pues, de que, para ser felices, debamos evitar los sentmientos angustiosos, sino tan sólo que no nos pasen inadvertidos y terminen desplazando a los estados de ánimo más positivos.
Miriam Subirna, profesora de meditación afirma hoy en el diario el País que tenemos alrededor de unos 40.000 ó 50.000 pensamientos diarios y que a la mayoría de ellos les hacemos caso. La verdad es que es para quearse un poco pillado por esto. También dice que vivir del recuerdo es no gozar plenamente del presente, que vivir del recuerdo en cierto modo nos debilita ya que es como si estuvieramos conectados a un enchufe por el que no pasa corriente y, eso, produce un gran desgaste emocional.
Esta bien que tengamos miedo ya que éste nos ha hecho evolucionar ya que nos ha alertado de todos los peligros a los que nos enfrentábamos. Cuanto más pensamos en el miedo más fuerza le damos en nuestra mente.
El sufrimiento creado por uno mismo es fundamentalmente una fabricación de nuestra mente. Cuando nos encontramos angustiados, si nos paramos a observar podemos darnos cuenta de esos impulsos y podemos ver que ante ellos temenos una elección. Si elijo observarlos, aprendemos más sobre nosotros mismos y sobre el poder que tengo para reaccionar y tomar decisiones sobre los acontecimientos de mi vida.
Siempre podemos elegir cómo reaccionar ante los pensamientos y las emociones pero tenemos que entrenarnos un poquito. Víctor E. Frankl decía que a las personas se les puede arrebatar todo salvo la elección de las actitudes personales ante un conjunto de circunstancias. Es decir, no podemos elegir los hechos pero sí cómo enfrentarnos a ellos.
Los budistas y los filósofos tahoistas (Paky, otra vez el Tao, perdón), afirman que la mayor parte de los sufrimientos nos los creamos nosotros mismos, que son fabricaciones de nuestra mente pero que no es menos importante que los sufrimientos naturales como puede ser un dolor de muelas; es más, puede ser incluso más doloroso. Este sufrimiento lo podemos canalizar a través de historias que nos contamos a nosotros mismos y que podemos tener incrustadas en nuestro subconsciente (para saber un poco más sobre el tema podéis ver la última película de Leonardo di Caprio que se titula "Origen" que os recomiendo ya que esta muy bien y habla sobre el tema del subconsciente pero aplicado a los sueños), y que nos llevan siempre a pensar lo mismo: "no soy lo suficientemente buen@, ric@ y atractiv@, o me falta esta o aquella estabilidad para ser feliz, etc. etc. etc.".
Matthieu Ricard nos dice que con la meditación observamos los pensamientos y las sensaciones que se asocian a los sufrimientos y, que al hacerlo, estas se desvanecen ya que presenciamos la dimensión real del mismo. El mundo que nos rodea, nuestros pensamientos y nuestros sentimientos están en constante cambio esto en el Tao y el Budismo se conoce como impermanencia. Cuando aceptamos que todo es impermanente y no nos aferramos a las cosas ni a las personas, entonces hemos dado con uno de los pilares fundamentales en el arte de vivir ya que ninguna filosofía que busca la calidad de vida te dice que te aferres a las cosas sino más bien todo lo contrario, es decir, que te despegues de ellas. El arte de vivir no consiste en tener sino en ser; éste es el secreto SER. Os dejo un vídeo sobre lo que opina Matthieu Ricard sobre la felicidad.
Un saludo para todos.
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